Carta Pastoral en la Jornada de la Infancia Misionera 2018

“Atrévete a ser misionero”

Queridos niños y niñas:

No hace muchos días celebrábamos el Bautismo de Jesús. En el Evangelio escuchábamos entonces estas palabras: “Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: Este es mi hijo, el amado, el predilecto” (Mt 3,13-17). Era el comienzo de la vida pública de Jesús para realizar la misión que Dios Padre le había encomendado. Con el apóstol San Pablo podemos decir: “Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres… Más cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de la justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo” (Tit 2, 11.3, 4-5). Así lo indica nuestro bautismo, comienzo de nuestra vocación cristiana que se realiza trabajando para que el Reino de Dios crezca entre nosotros.

Jornada Mundial de la Infancia Misionera

El día 28 de enero la Iglesia nos presenta la Jornada de la Infancia Misionera con el lema: “Atrévete a ser misionero”.  Seguramente recordáis que el año pasado en esta Jornada se subrayaba la invitación de Jesús a seguirle. Esta invitación se la hizo a Santiago y a Juan, a los demás apóstoles y a tantas personas a lo largo de la historia de la Iglesia. Los llamados, valientes y decididos, dejándolo todo siguieron a Jesús y se atrevieron con su ayuda a transmitir su mensaje en toda la tierra, entregando su vida. Baste recordar a nuestro patrono el apóstol Santiago el Mayor que nos trajo hasta aquí la buena noticia del Evangelio de Jesús.

Ahora os toca a vosotros a atreveros a ser misioneros dando a conocer a Jesús, siendo entusiastas y alegres evangelizadores para quienes no conocen a Jesús. La actividad misionera es “el mayor desafío para la Iglesia”, nos decía San Juan Pablo II (RM 34). No es una tarea fácil. La historia de la Iglesia nos lo demuestra pero no debemos acobardarnos. San Pablo escribirá a los Romanos: “Nos gloriamos incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; la paciencia virtud probada, la virtud probada esperanza, y la esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rom 5,3-5). Quienes seguimos a Jesús, debemos dar testimonio de él allí donde tantas personas puedan necesitarnos aunque encontremos dificultades. Para esto como ya decía en mi carta pastoral en la Jornada del Domund, hemos de estar muy enraizados en Cristo y conformar nuestra vida con él pues sólo así podremos darle a conocer. Esta es la misión que os espera, queridos niños y niñas, y que comporta conocer la Palabra de Dios, prepararos en la catequesis, rezar y participar en los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía, sabiendo que la cruz nos incorpora a la muerte de Cristo como lo están manifestando hoy tantos niños en la Iglesia.

Jornada de la Infancia Misionera

El Papa dice que  “la Jornada de la Infancia Misionera es la fiesta de los niños que viven con alegría el don de la fe y rezan  para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo”. Son muchos los niños que están necesitando de vuestra oración y de vuestra ayuda económica. Gracias a esto tantos niños que no conocen a Jesús, no tienen escuelas, están sometidos a trabajos inhumanos y se sienten olvidados y marginados, podrán vivir de otra manera, teniendo una vida semejante a la vuestra.

¡“Atreveos a ser misioneros”! Aunque os parezca que es poco lo que podéis hacer, estad seguros que eso poco es mucho para tantos niños y niñas que esperan vuestra respuesta. Os lo agradezco también en su nombre. Rezo por vosotros y pido que el Niño Dios os bendiga a vosotros, a vuestras familias y a nuestra Diócesis.

Con mi afectuoso saludo y bendición,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.