Intervención de Mons. Barrio en Cope: 9 de noviembre de 2018

 

Este próximo domingo celebraremos el Día de la Iglesia Diocesana, que este año tiene como lema “Somos una gran familia contigo”. En efecto, la Iglesia no respondería a la voluntad de Cristo si no fuese una comunión fraterna en la que todos sus miembros son necesarios. En estos tiempos de individualismo urge, creo yo, reivindicar con fuerza esa dimensión comunitaria que siempre ha tenido la fe en nuestro Señor Jesucristo. Ya san Pablo escribía: “Pues lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo” (1Cor 12,12).

Esto tiene implicaciones prácticas evidentes. Arrastramos una crisis que dura ya diez años. Y algunas voces están ya alertando de que estamos lejos de acercarnos al final de la misma, con el riesgo de recrudecerse sus  consecuencias sobre todo para los sectores en riesgo de exclusión, que se han visto seriamente empobrecidos en este duro período de vacas flacas. Por eso es necesario que todos, en la medida de nuestras posibilidades, colaboremos al sostenimiento de las labores pastorales y asistenciales de nuestra Iglesia diocesana.

Las necesidades se han multiplicado exponencialmente en estos últimos años. Sólo desde la comunicación fraterna de bienes ha sido posible hacer frente a los dramas humanos que hemos vivido. Dios siempre nos pide un poco más. Lo sabía bien el servidor del amo que se fue de viaje: Dios siempre nos pide un poco más porque sus demandas siempre están al alcance de nuestras posibilidades. Como Obispo de esta Iglesia diocesana os pido que esta semana oremos al Señor para discernir cada uno qué puede aportar a la Iglesia que nos ha acogido, y a sus miembros, nuestros hermanos. Sin tu colaboración la familia diocesana no es lo mismo.

Hasta la próxima semana si Dios así lo quiere.