Jornada en defensa de un trabajo decente

  • Jesús García Vázquez: “la precariedad laboral genera efectos negativos”
  • Se organizaron diversos actos donde se leyó un Manifiesto

El delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Santiago, Jesús García Vázquez, que presidió la Eucaristía durante su intervención recordó que había que poner el foco de actuación en el trabajo “y en los efectos negativos de la precariedad laboral que se traduce en vidas vulnerables y personas explotadas y abusadas por contratos temporales y eventuales”. Una concentración en defensa el trabajo digno para todo el mundo y la lectura de un manifiesto, en el atrio de la iglesia de las Animas de Santiago, configuraron la parte central de los actos previstos con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente bajo el lema “Frente a la indecente precariedad, trabajo decente, como Dios quiere”.

Aumentan los trabajadores pobres

En la lectura del Manifiesto se constató cómo el trabajo “está lejos de ser un derecho que garantice la dignidad de la persona, mientras sigue aumentado el número de trabajadores y trabajadoras pobres”.

Se hace hincapié en la precariedad laboral, que se traduce en “vidas truncadas, vulnerables y violentadas de personas explotadas y abusadas por contratos temporales y eventuales, con sueldos que no concuerdan con las horas realizadas, sin seguridad en el puesto de trabajo y sujetos a una flexibilidad que acaba quebrando la dimensión personal de las personas trabajadoras al imposibilitar una verdadera conciliación entre trabajo, familia, descanso, participación social y ocio”.

Como se afirma en el informe, “seguimos constatando cómo el trabajo está lejos de ser un derecho que garantice la dignidad de la persona”.

Las entidades firmantes renuevan su compromiso de acompañamiento de “esta dura realidad social y sus efectos deshumanizadores” y su disposición a “estar alerta para denunciar, desde la ternura, la compasión y el estilo de vida de Jesús de Nazaret, la denigración que está sufriendo la persona y el trabajo”.

Propuestas

En el documento se hace referencia a una serie de propuestas concretas:

–El compromiso de todos los poderes públicos en la construcción de un sistema económico, social y laboral justo, fraterno y sostenible que sitúe a la persona en el centro.

–Un trabajo que garantice la dignidad y la justicia, así como el desarrollo integral de la persona, especialmente de aquellas más descartadas y excluidas.

–Un modelo de trabajo que sea fuente de reconocimiento social y personal, a través de la dignificación de los cuidados, con nuevos planteamientos de políticas sociales, de género y educativas en igualdad entre mujeres y hombres, sin olvidar el derecho a una conciliación real de la vida familiar y laboral.

–Un trabajo que sea realmente para la vida, que se realice en un entorno de seguridad y salud, con condiciones que garanticen la integridad física y psíquica de la persona.

Una vida más humana

“La visión cristiana del trabajo es mucho más global, el trabajo es visto como una parte básica y constitutiva del ser humano”, señaló durante su homilía, Jesús García Vázquez, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela, que presidió la celebración eucarística.

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Considera que se debe “tomar conciencia de que el trabajo es un lugar en el que se crece como persona, en el que uno se hace más humano y aprende y se mejora en su amor a los demás”. Insiste en que a través el trabajo se mira por el bienestar familiar, “este es un bien preciado que necesita tiempo, que necesitas medios, convivencias y un contacto habitual que permita que sus miembros crezcan en el amor y en la confianza mutua”.

El delegado episcopal señaló que “cuando la persona vive comprometida para hacer la vida más humana y un trabajo más digno está en el mejor punto de partida para entender y sintonizar con el mensaje de Jesús”, del que dijo que era “un proyecto humanizador y liberador si se entiende bien. El cristianismo es liberación”.