Mons. Jesús Fernández exhorta a participar en la EDAP

El obispo auxiliar de Santiago anima a retomar con entusiasmo el trabajo formativo a los catequistas que el pasado curso participaron en el primer año de la Escuela de Agentes de Pastoral. Con motivo del inicio del curso el pasado fin de semana, el obispo auxiliar de Santiago y responsable de la EDAP, mons. Jesús Fernández, emitió una nota en la que recuerda la importancia que esta novedosa escuela tiene en el proyecto pastoral global de la diócesis y en la formación de los laicos que deseen comprometerse de un modo más activo en la vida de la iglesia diocesana.

Organización

 La EDAP es una única escuela descentralizada, que contará con 22 centros de formación distribuidos por toda la geografía de la archidiócesis compostelana. Así, la Vicaría de A Coruña cuenta con cuatro centros (A Coruña con dos, Pontedeume y Carballo), la de Santiago con doce (Santiago, Ribeira, A Estrada, Valadares, Cee, Noia, Serres, Arzúa, Arca, Galegos, Santa Comba y Padrón) y la Vicaría de Pontevedra seis (Pontevedra, Moaña, Caldas de Reis, Vilagarcía, Sanxenxo e Castrelo).

En la EDAP están matriculadas cerca de mil cien personas y para este curso están ya pre inscritas más de setecientas, aunque los responsables de la escuela esperan que el número de participantes sea muy similar al que comenzó el ciclo el curso pasado.

Estructura de las sesiones de trabajo

El curso se desarrolla en dieciséis sesiones. Dos son las Asambleas de comienzo y final del curso (compartidas con otras personas ajenas a la Escuela), otras dos se dedican a sendos retiros (coincidiendo con los tiempos litúrgicos fuertes de Adviento y Cuaresma). En las doce sesiones restantes se desarrolla el contenido formativo específico. Estos contenidos responden a los distintos itinerarios previstos. Todas las sesiones comienzan con media hora de meditación sobre un texto evangélico dirigida por un predicador (normalmente un sacerdote). A continuación, y durante una hora, el animador (normalmente un religioso o laico) ofrece un tema formativo.

Formación

El pasado curso la EDAP ofreció una formación genérica. Este año el temario ofrece alguna materia común, pero la mayor carga recaerá en una serie de itinerarios formativos que intentan dar respuesta a las necesidades, intereses o vocación específica de los participantes. Los cuatro primeros temas, presentados este fin de semana, serán comunes a todos los itinerarios y se refieren a la identidad y al papel del bautizado laico en la Iglesia. A partir de ahí, se desarrollan siete itinerarios diferentes que el participante va a poder elegir: liturgia, catequesis, pastoral familiar, pastoral de la salud, voluntariado de Cáritas, Medios de Comunicación Social y un curso complementario.

La EDAP nació como respuesta al mandato del Sínodo diocesano celebrado entre 2016-2017 que, en su disposición nº 40 dice: “Para realizar tareas pastorales no basta la buena voluntad, sino que es necesaria también una firme identificación con Jesucristo y con su Iglesia, así como un adecuado conocimiento de los contenidos de la fe y de las metodologías de la comunicación. Establézcase, por tanto, a nivel diocesano, una escuela de agentes de pastoral que facilite la formación precisa”.

A partir de esta indicación, una Comisión diocesana comenzó a diseñar su estructura y funcionamiento aprovechando alguna experiencia pionera ya existente. Mons. Jesús Fernández recuerda en su nota que el proyecto se puso finalmente en marcha el curso pasado con la finalidad de “ayudar a los cristianos laicos a redescubrir su vocación bautismal, a ahondar en su condición de discípulos misioneros, y a capacitarse para cooperar en una pastoral diferenciada”.

Teología de la EDAP

Mons. Jesús Fernández destaca en su escrito la importancia de que todo bautizado participe activamente de la vida y de la misión de Jesucristo porque “todo aquel que recibe el bautismo entra a formar parte de la Iglesia y se hace corresponsable de su misión, que es la misión de Jesucristo, según su propio carisma y ministerio”.

En su nota insiste el obispo auxiliar de Santiago que todo cristiano “debe ser miembro activo del Pueblo de Dios y participar, por tanto, de la función profética, anunciando a Jesucristo y su Evangelio; de la misión sacerdotal, uniendo su vida al sacrificio del Señor y al canto de alabanza al Padre, y de la misión real, poniendo sus dotes personales y sus propios recursos materiales al servicio de los necesitados y del bien común y transformando el mundo según los planes de Dios”.

Continúa en su escrito mons. Fernández recordando que, “de acuerdo con la eclesiología del Concilio Vaticano II, la Iglesia es el Pueblo de Dios en el que hay diferentes carismas y ministerios. En ella, los pastores representan sacramentalmente a Jesucristo, Cabeza y Pastor, pero, superando cualquier forma de clericalismo, han de potenciar la vida y el ministerio de los laicos. Hoy, más que nunca, podemos afirmar que la evangelización, sin la colaboración de los seglares, resulta imposible; y no sólo ni principalmente por el descenso del número de sacerdotes, sino sobre todo por la presencia de los laicos en el corazón del mundo”.