Monseñor Barrio agradece a los sacerdotes su “fidelidad”, su “espíritu de sacrificio” y la “paciencia” con que asumen su misión

  • En la Misa Crismal, el arzobispo reflexiona sobre la “tristeza y dolor que están causando los abusos sexuales en la Iglesia” y pide “denunciar radicalmente esta lacra”

La Iglesia de San Martín Pinario fue hoy escenario de la Misa Crismal, una ceremonia presidida por el arzobispo compostelano, monseñor Julián Barrio, con la que se expresa la comunión entre el pastor de la Archidiócesis y sus sacerdotes. En su homilía, monseñor Julián Barrio indicó que “es necesario reavivar la alegría de la comunión espiritual y pastoral, dando gracias al Padre celestial por su providencia con esta Iglesia compostelana. Es justo que el obispo os agradezca, queridos sacerdotes, la fidelidad, el espíritu de sacrificio, y la paciencia con que asumís el ministerio sacerdotal a tiempo y a destiempo, buscando la fecundidad pastoral más allá de la eficiencia o de la eficacia”. Además, el arzobispo hizo una reflexión sobre los abusos sexuales: “¡Que tristeza y dolor están causando los abusos sexuales en la Iglesia que tanta pérdida de confianza han generado, que “son pecado ante Dios, que hiere profundamente a la persona y que contamina la vida eclesial”! Son una manifestación del mal. Hemos de acrecentar nuestra purificación espiritual, denunciar radicalmente esta lacra, y a la vez anunciar el evangelio de la alegría”.

Decenas de sacerdotes acompañaron esta mañana al arzobispo de Santiago en la Misa Crismal, una ceremonia litúrgica en la que se consagran el Santo Crisma y los Santos Óleos. La ceremonia, debido a las obras en la Catedral, tuvo lugar en la Iglesia de San Martín Pinario. Con el Santo Crisma consagrado por el Obispo en esta Eucaristía se ungen los recién bautizados, se hace la unción a los que se confirman y se ungen las manos de los presbíteros en su ordenación sacerdotal, la cabeza de los Obispos en su ordenación episcopal y las iglesias y los altares en su dedicación. Por su parte, con el Óleo de los catecúmenos, éstos se preparan y disponen al Bautismo, mientras que con el Óleo de los enfermos, éstos reciben el alivio en su debilidad. La palabra crisma proviene de latín “chrisma”, que significa unción. En la celebración estuvo presente, también, el obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández González.

Al tiempo que el arzobispo dio las gracias a todos los sacerdotes diocesanos por su entrega, les pidió que intensificaran su dedicación a la preparación pastoral del sacramento del Bautismo, así como a la del sacramento de la Reconciliación. “Muchas personas”, dijo monseñor Barrio, “nos piden que nos sentemos en los confesonarios”.

El arzobispo hizo, igualmente, “una llamada a vivir con la mayor dignidad posible la relación con la Eucaristía que no es “un mero gesto ceremonial”, y con la distribución de la Comunión. La colaboración de los ministros extraordinarios han de cuidarse con esmero”.