Monseñor Barrio preside en A Coruña la fiesta de la Virgen del Rosario e invita a los fieles a rezarlo en familia

El arzobispo, monseñor Julián Barrio, presidió esta tarde en la ciudad de A Coruña, las celebraciones en honor de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad herculina. La ya la tradicional Eucaristía  tuvo lugar en la Iglesia de los Dominicos. Un día de fiesta para todos los coruñeses, que celebran con entusiasmo esta advocación mariana y que también participaron en la habitual procesión con la imagen de Nuestra Señora. Por otra parte, los fieles también pudieron contemplar el trabajo que realizaron los voluntarios para confeccionar la alfombra floral que, después de cuatro años, volvió a diseñarse en la plaza de María Pita.

En la homilía de la Eucaristía, monseñor Barrio recordó la importancia de esta advocación mariana en A Coruña y pidió a los coruñeses que se alegrasen “al celebrar a Nuestra Señora, la Virgen del Rosario, Patrona de la Ciudad”. El arzobispo indicó, igualmente, que el verdadero sentido de la vida para un cristiano es encontrarse con Cristo a través de su Madre, María.

“En la medida en que la Virgen María, contemporánea y abogada nuestra, tenga un espacio en nuestro corazón, revelaremos a los hombres el amor de Dios, superando el acoso de la oferta del consumo y la búsqueda enfermiza de placeres superficiales”, explicó el arzobispo compostelano.

También recordó monseñor Barrio que “caminamos en nuestra vida como personas menesterosas. Sedientos de Dios, hemos de evitar  caer en la tentación de querer ser como dioses. Sedientos de  espiritualidad, hemos de orientarla para que no se  convierta en un supermercado donde cada uno satisface sus emociones y sentimientos. Buscando la libertad, hemos de evitar que desemboque en libertinaje. Ávidos de dinero, procuremos que esta sed no nos robe el sueño y la paz. Trabajadores por la justicia, hemos de hermanarla con la misericordia”.

Señaló, además, que “María creyó y venció la rutina y el conformismo. La suya fue una fe personal, coherente y comunitaria, dando razón de su esperanza en la generosidad con los demás”. El arzobispo invitó a todos a “rezar el rosario en familia. Es una ayuda eficaz para contrarrestar los efectos desoladores de la crisis que está desfigurando la realidad familiar. El Rosario es una oración en familia y por la familia, con los hijos y por los hijos. No perderéis el tiempo aunque sean muchas vuestras ocupaciones”.

Ofrenda

En su ofrenda a la Virgen del Rosario, Salvador Peña aludió a la grandeza de tener fe y “poder manifestarla abiertamente sin miedo y sin complejos. La fe y las creencias religiosas no son solo para la vida privada, como a veces se piensa y se dice, quizás con la intención de impedir que nos manifestemos públicamente como lo estamos haciendo ahora”.

Pidió ayuda a la Virgen del Rosario “para mantenernos firmes en la fe y sobre todo, para poder manifestarla con nuestras obras en la vida de cada día”, además de pedirle su ayuda para que se sintieran visitados por Ella “especialmente los pobres, los enfermos, los más necesitados. Que nos sepamos visitados cada uno de nosotros en nuestra particular circunstancia, en nuestras necesidades materiales y espirituales, personales, familiares y sociales. Que cada uno nos dejemos curar de cualquier llaga que podamos sentir en el corazón”.