Cante, legión de cautivos;
que se alegren los cristianos
y que todos los humanos
entonen himnos festivos
a su Madre, por doquier.


Saltemos todos de gozo
celebrando agradecidos
el haber sido escogidos
para ver, con alborozo
rejas y cepos romper.


Señora y Madre nuestra,
tiende tu diestra
hacia el mísero aherrojado;
y haz, a un tiempo, copia y muestra
del Amor crucificado
la Familia que has fundado.

¡Que tu faz, Virgen María,
como refulgente aurora,
sea la luz precursora
de aquel nuevo eterno día,
que alcanzar por tí confía
quien su amor te rinde ahora! Amén