[sharing_buttons]
Señor Jesús, buen samaritano,
salido de las entrañas del Padre
a recorrer los caminos
del sufrimiento humano.
Amigo cercano,
que amaste sin límites
y con tu amor irradiaste
vida y esperanzada por doquier.
Infunde en nosotros
tus sentimientos y actitudes,
para que salgamos a diario
al encuentro del que sufre,
sin pasar de largo.
Educa nuestros ojos,
muestra mente y corazón,
afina nuestra sensibilidad,
vuelve atento nuestro oído
para que contagiemos
aliento en la aflicción,
alivio en todo sufrimiento,
vida en la muerte.
Amén.