O venres 25 de setembro bendícese unha imaxe peregrina da Virxe de Lourdes na Capela de San Xoanciño. A figura da Nosa Señora foi donada por unha devota co fin de achegar a devoción por Sta María a todas as casas que así o soliciten, especialmente aos fogares onde poida haber algunha persoa enferma. A de bencición tivo lugar no contexto dunha Misa cantada polo coro de Ames, na que se encomendou de modo particular aos enfermos.
ORACIÓN DE DESPEDIDA DE LA VIRGEN
¡Adiós, Virgen de Lourdes!
Ha llegado la hora de despedirte, pero antes de que salgas de esta casa, queremos darte las gracias porque nos has visitado. Perdona nuestras faltas de amor, nuestros olvidos; en fin, todo.
Y antes de salir, danos tu bendición maternal. Bendice a nuestra familia; a los niño, a los jóvenes, a los adultos y a los ancianos.
Guarda siempre de tu mano a los enfermos de esta casa. Enciende en nosotros la luz de la fe y el deseo de aprender de ti, renovando así nuestra vida cristiana.
Apártanos del pecado. Queremos que reine Cristo. Tú eres camino para todo; en especial, para llegar a Jesús. Danos fortaleza para hacer frente, como tú, a las dificultades de la vida.
¡Oh, María! Aunque te vas de modo simbólico con el traslado de esta capilla a otro hogar, tú no nos dejes. Haznos sentir siempre tu presencia. Que pronto podamos recibirte de nuevo en casa. Que recorramos la vida de tu mano, junto a Cristo; que Él nos conceda, poco a poco, un lugar en el cielo a vuestro lado.
CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA A LA VIRGEN DE LOURDES
¡Oh Virgen, Madre de Dios, en su advocación de Nuestra Señora de Lourdes, queremos consagrarte hoy nuestro hogar y a cuantos lo habitan!
Que nuestra casa, como aquella tuya de Nazaret, llegue a ser oasis de paz y felicidad, por el cumplimiento de la voluntad de Dios, la práctica de la caridad y el abandono en la Divina Providencia.
Que amemos a nuestros familiares y respetemos a todos, como Cristo nos enseña en el Evangelio.
Ayúdanos a vivir siempre cristianamente, siendo fieles a la fe recibida en nuestro bautismo, que es la fe de la Iglesia. Envuélveme en tu ternura. Dígnate, Virgen Santísima, transformar nuestro hogar en un pequeño templo donde nos consagremos a amarte a ti y a tu Hijo Bendito Jesús.
En el momento de la enfermedad, te elegimos como especial intercesora para que le pidas al Señor la salud y la recuperación de tus hijos enfermos. Alívialos con tu presencia. Obtennos la misericordia de Dios para que, recuperados, puedan darte gracias.
Muéstranos el rostro de tu amado Jesús, que soportó el peso de nuestras debilidades para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. A cuantos se hallen sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, Obtenles la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unido a la pasión de Cristo para la redención del mundo. ¡Salve, Madre!